jueves, 5 de marzo de 2009

EL CLERO

Vídeo de ARTEHISTORIA.COM


Entramos en el scriptorium y no pude evitar soltar un grito de admiración. Unos grandes ventanales permitían a la luz entrar. No eran vidrieras coloreadas como las de las Iglesias porque así se veía mejor para escribir y dibujar.

Tal y como apareció ante mis ojos, a aquella hora de la tarde, me pareció una alegre fábrica de saber.

Los sitios mejor iluminados estaban reservados para los miniaturistas más expertos. En cada mesa había de todo lo necesario para dibujar y copiar: cuernos con tinta, plumas finas, que algunos monjes estaban afinando con cuchillos, piedras pómez para alisar el pergamino…

No pude evitar fisgar a uno de esos dibujantes, quedé sorprendido: letras reducidísimas y los dibujos de los márgenes casi hubieran podido caber en mi mano. Me acerqué para observarlas en toda su belleza, allí había de todo, sirenas marinas, ciervos espantados, torsos humanos sin brazos…

Me asusté un poco, pero mi maestro me recordó que esas imágenes servían para otra cosa, y no era para darme miedo.

Texto adaptado de la novela "El nombre de la rosa" de Umberto Eco


¿Dónde crees que está el protagonista? ¿Por qué crees que el maestro le dice que no son para dar miedo? ¿Para qué crees que sirven los dibujos? ¿Por qué crees que el protagonista dice que parecía una fábrica de saber?¿Qué clase de monjes deben ser?

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